Joe Biden pone mano dura con Xi Jinping

Lo que para el presidente de Estados Unidos son “abusos de los derechos humanos en la provincia de Xinjiang contra la minoría uigur, represión en Hong Kong y coacción a Taiwan”, para el presidente de China se trata de “puntos de vista diferentes sobre ciertos temas

El Gran Dragón Chino

/02/2021, 11:45h

“Hablé con el presidente Xi para ofrecer buenos deseos al pueblo chino por el Año Nuevo Lunar. También compartí preocupaciones sobre las prácticas económicas de Pekín, los abusos de los derechos humanos y la coacción de Taiwan. Le dije que trabajaría con China cuando beneficie al pueblo estadounidense”, escribió Biden en Twitter.

A ambos lados del teléfono, las voces sonaban familiares. Es lo que sucede cuando las dos personas que hablan se conocen bien. Lo que trasciende de esa conversación, en cambio, varía según uno prefiera fiarse más en lo que dicen desde Washington o desde Pekín. Según la Casa Blanca, lo importante es que Joe Biden se ha puesto serio y ha recriminado a Xi Jinping todas sus políticas represivas. Desde el otro lado, en un tono más sosegado, la conclusión es que Joe Biden se ha comprometido con Xi Jinping en impulsar las relaciones bilaterales en una dirección más positiva. Para China, el resto de asunto polémicos, son secundarios

Lo que para el presidente de Estados Unidos son “abusos de los derechos humanos en la provincia de Xinjiang contra la minoría uigur, represión en Hong Kong y coacción a Taiwan”, para el presidente de China se trata de “puntos de vista diferentes sobre ciertos temas”. Lo curioso es que estas son declaraciones recogidas en dos comunicados de una misma conversación. La primera economía mundial quiere lanzar el mensaje de que la línea dura con el país rival va a continuar con el nuevo presidente. La segunda economía mundial aparenta más prudencia, pero pronto usará a otro portavoz para insinuar que el coronavirus se creó en un laboratorio militar en Estados Unidos. Así está funcionando la partida geopolítica en lo que llevamos de 2021.

La llamada entre los presidentes se produjo pocas horas después de que el estadounidense anunciara que había creado en el Pentágono un grupo específico de 15 personas que revisarán la estrategia militar y de seguridad nacional de Estados Unidos en China. También, antes de la conversación, un alto funcionario del departamento de Estado de EEUU se reunió con un representante de Taiwan, la isla con un Gobierno elegido democráticamente pero que para China sigue siendo una más de sus provincias. Por ello, durante la conversación telefónica, Xi habría dicho que los asuntos que atañen a Taiwan (al igual que Hong Kong y Xinjiang) son “cuestiones internas relacionadas con la soberanía y la integridad territorial de China”

Respecto a la isla, hace un par de semanas, Wu Qian, portavoz del Ministerio de Defensa chino, advirtió que la “independencia de Taiwan significa la guerra”. Su declaración llegó pocos días después de que 13 cazas chinos sobrevolaran la llamada Zona de Identificación de Defensa Aérea (ADIZ) de Taiwan, que desplegó sus sistemas antimisiles. Justo después, la Administración Biden prometió apoyar al Gobierno democrático de Taipei. “Instamos a Pekín a que cese su presión militar, diplomática y económica”, dijo Ned Price, portavoz del departamento de Estado de Estados Unidos.

Además, Price aseguró que Washington sigue comprometido con el autogobierno de la isla. Esa era la principal preocupación de Taiwan después del fuerte apoyo que recibieron de la saliente administración Trump. Pero Biden mostró pronto su compromiso. En su investidura, una de las personas invitadas fue Hsiao Bi-khim, la representante de Taiwan en Estados Unidos. Era la primera vez desde 1979 que un enviado de la nación asiática asistía a Washington a una toma de posesión.

Biden va a tener que lidiar con todos los frentes abiertos que tiene con un país con el que ni siquiera se pone de acuerdo para condenar un golpe de Estado como el que hubo el 1 de febrero en Birmania. Mientras Pekín calificaba la toma de poder del Ejército birmano como “una importante reorganización del Gabinete”, para Washington se trataba de un golpe militar que había “puesto fin una década de democracia” y Biden advirtió que su administración volvería a imponer sanciones al país asiático.

Lo que se ha visto estas semanas por parte de la Administración Biden es que no va a ser tan “blanda” como decía Trump respecto a la política con China. El nuevo secretario de Estado, Anthony Blinken, comparte el término “genocidio” para describir la represión de China contra la minoría uigur en Xinjiang. En otro de los frentes, Japón, el propio Biden, en una llamada el 28 de enero con el primer ministro, Yoshihide Suga, se comprometió en “defender” las Islas Senkaku, controladas por Japón, pero que Pekín reclama como suyas.