TECNOLOGÍA: Día Internacional del Implante Coclear

Precisamente fue el 25 de febrero de 1957 cuando se realizó el primer implante coclear, a cargo de los doctores André Djourno y Charles Eyriès. Ellos hicieron historia al hacer oír a una persona totalmente sorda.

Médico atendiendo a un paciente

Yordan Roque Álvarez, 25/02/2021, 09:45h,

El 25 de febrero se celebra el Día Internacional del Implante Coclear, una técnica con la que se consigue que una persona con sordera profunda pueda oír a través de la estimulación eléctrica de las células acústicas dentro del oído interno. Precisamente fue el 25 de febrero de 1957 cuando se realizó el primer implante coclear, a cargo de los doctores André Djourno y Charles Eyriès. Ellos hicieron historia al hacer oír a una persona totalmente sorda.

El Día Internacional del Implante Coclear se empezó a celebrar por primera vez en 2009 y desde entonces, asociaciones y la sociedad en general se empezaron a hacer eco de este avance técnico en el ámbito de la audición. Actualmente se celebra en más de 60 países con actividades y eventos de todo tipo.

El implante coclear es un producto sanitario implantable activo de alta tecnología que consiste en un transductor que transforma las señales acústicas en señales eléctricas que estimulan el nervio auditivo. Estas señales son procesadas mediante las diferentes partes que forman el implante coclear, algunas de las cuales se colocan en el interior del cráneo y otras en el exterior. Ayuda a las personas a escuchar y puede ser utilizado para personas sordas o que tengan muchas dificultades auditivas. No es lo mismo que un audífono, pues es implantado quirúrgicamente y funciona de manera diferente.

Existe un riguroso protocolo de selección de candidatos a un implante coclear, consensuado entre todos los médicos implantadores. Debido a su elevado coste, ni el dispositivo ni la rehabilitación logopédica se universalizan a todas las personas con deficiencias auditivas. Para ser candidato a un implante, hay que cumplir con una serie de requisitos ineludibles:

Padecer de sordera total o profunda con un grado de comprensión pobre y que todas las tecnologías de primer orden, como los audífonos, hayan fracasado.

Se aplica a niños con hipoacusia grave o sordos menores de cinco años por su plasticidad neural. También se aplica a adultos con lenguaje oral funcional o que tengan memoria auditiva por haber oído antes con audífonos.

Está contraindicado en personas enfermas y a las que no se pueda someter a anestesia general.

No se implantan a candidatos que no estén vacunados contra la meningitis (Mencevax C).

En algunos países, el coste del implante coclear se financia a través de la Seguridad Social, así como la intervención quirúrgica y el posterior tratamiento rehabilitador. Entre esos países está España, que cubre gratuitamente la colocación del implante y el primer procesador, pero no financia los sucesivos gastos de mantenimiento o de sustitución del procesador por uno nuevo, que corren a cargo del usuario. Las asociaciones de implantados cocleares de España intentan conseguir que la Seguridad Social cubra totalmente no solo la colocación y puesta en marcha del primer procesador sino también el futuro mantenimiento.

Los fabricantes aseguran que la parte interna es muy fiable, que está diseñada para que dure toda la vida del individuo implantado, y que además soporta futuras actualizaciones del procesador. El número de fallos técnicos es actualmente muy reducido en relación al número total de implantados, pasando de ser pocas a muy rara vez, en la que se encuentran averías internas en los implantes cocleares modernos. En algunos casos se han retirado implantes debido a motivos médicos ajenos al funcionamiento del transductor, como el rechazo inmunológico a determinados componentes.

Hay que reseñar que todos los implantados deben llevar a cabo una rehabilitación logopédica inicial, cuya duración dependerá de cada persona. En cualquier caso, la parte externa del implante coclear precisa de un mantenimiento regular (por ejemplo, el de la bobina) que, en países como España, se financia parcialmente a través de la Seguridad Social por el procedimiento de retorno de gastos.

A finales de 2019 había en España más de 17.500 implantados, el 40 % de los cuales eran niños en el momento de la implantación.