El deshielo del manchón de Langfonne deja al descubierto un antiguo tesoro

Los manchones son depósitos fijos de nieve y hielo que se están derritiendo a causa del calentamiento global. “Langfonne se ha deshelado drásticamente en las últimas dos décadas. Ahora tiene menos del 30% del tamaño que tenía hace veinte años. Y solo el 10% de lo que fue en su momento álgido” afirma AtleNesje, glaciólogo de la Universidad de Bergen.

Los manchones son depósitos fijos de nieve y hielo que se están derritiendo 

/02/2021, 11:45h

El manchón de Langfonne, en Noruega, fue descubierto por primera vez hace 15 años, cuando un arqueólogo encontró un zapato de cuero perteneciente a la Edad de Bronce, comunicándoselo a Pilo, actual investigador del hallazgo.

Los manchones son depósitos fijos de nieve y hielo que se están derritiendo a causa del calentamiento global. “Langfonne se ha deshelado drásticamente en las últimas dos décadas. Ahora tiene menos del 30% del tamaño que tenía hace veinte años. Y solo el 10% de lo que fue en su momento álgido” afirma AtleNesje, glaciólogo de la Universidad de Bergen.

En este caso en concreto, este desastre que amenaza a nuestro planeta ha proporcionado un hallazgo que proporciona una información importantísima sobre las prácticas de caza pasadas y la extensión del hielo en diferentes momentos.

El tesoro encontrado está formado por 68 flechas datadas desde el Neolítico hasta la Edad Media, zapatos, textiles y huesos de reno. Según la revista “Holocene”, supone una cifra record entre piezas parciales y completas pues nunca antes se había encontrado semejante cifra en un yacimiento congelado. Según la datación por C14, las flechas más antiguas serían del 4100 a.C y las más recientes del 1300 d.C.

Hasta ahora los arqueólogos pensaban que los objetos depositados en los manchones de hielo permanecían inalterables en el mismo lugar pero se ha visto que esto no es así. El manchón de Langfonne se derritió y se volvió a congelar en varias ocasiones, lo que hizo que las flechas y demás objetos se desplazasen de su ubicación original, provocando que los artefactos más antiguos se conservasen peor que los más recientes.

El descubrimiento lo realizó un equipo de arqueólogos de las universidades de Cambridge, Oslo y Bergen, dirigido por Lars Pilo, investigador del Departamento de Patrimonio Cultural de la Región de Innlandet y director del proyecto Glacier ArchaeologyProgram.